

Este retrato del escultor suizo Alberto Giacometti lo realicé con sus armas estilísticas, deshilachado, deshilvanado, estilizado, profundo. Cuando se lo mostré a un gran amigo, artista y enamorado del arte me comentó: “le has retratado el alma” Eso pretendí y esa es mi meta en cada retrato, renunciando incluso al parecido si es necesario pero que aparezca el personaje con su fuerza y personalidad. A mi parecer las cumbres del retrato son el de Inocencio X de Diego Velazquez en pintura y el de Honoré de Balzac de Auguste Rodin en escultura, en ambos casos sobre todo en el segundo el parecido brilla por su ausencia y sin embargo el personaje está ahí con toda su fuerza, con todo su carisma. Ese es mi objetivo. Está realizado en terracota refractaria de alta resistencia sobre base metalica y de caoba y estuvo expuesto en mi exposición individual Sombras de Madera en el Museo de Huelva en 2019.